lunes, setiembre 10, 2007

Eduardo Galeano dixit

Dejemonos un poco del ego y todo esto del autobombo. Hoy me tomo la libertad de postear algunas de las mejores frases del periodista, escritor y ensayista uruguayo Eduardo Galeano. Para leer, pero sobre todo, para pensar.

"La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respetuo mutuo".

"Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana".

"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar".

"Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres".

"Las prisiones y los fusilamientos en Cuba son muy buenas noticias para el superpoder universal, que está loco de ganas de sacarse de la garganta esta porfiada espina. Son muy malas noticias, en cambio, noticias tristes que mucho duelen, para quienes creemos que es admirable la valentía de ese país chiquito y tan capaz de grandeza, pero también creemos que la libertad y la justicia marchan juntas o no marchan".

"Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen".

"Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable".

"¿Hasta cuándo los países latinoamericanos seguiremos aceptando las órdenes del mercado como si fueran una fatalidad del destino? ¿Hasta cuándo seguiremos implorando limosnas, a los codazos, en la cola de los suplicantes? ¿Hasta cuándo seguirá cada país apostando al sálvese quien pueda? ¿Cuándo terminaremos de convencernos de que la indignidad no paga? ¿Por qué no formamos un frente común para defender nuestros precios, si de sobra sabemos que se nos divide para reinar? ¿Por qué no hacemos frente, juntos, a la deuda usurera? ¿Qué poder tendría la soga si no encontrara pescuezo?".

"Me desprendo del abrazo, salgo a la calle. En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna. La luna tiene dos noches de edad. Yo, una".

"No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta".

sábado, setiembre 08, 2007

Ensayo sobre la sonrisa

Un río de lágrimas puede quebrar al más duro de los humanos, pero una sola sonrisa lo mata de pavor. De vergüenza. Una sonrisa redonda y efímera puede hacerlo todo, absolutamente todo lo que las lágrimas no. El llanto tiene una naturaleza falaz, que demuestra impotencia, rabia; una pena que llega a ser insoportable y que embarga de tal manera, que el cuerpo, los ojos, las cejas, estallan en un brote de sal líquida. El llanto real no se controla. No se anda con medias tintas y te deja deshecho, desmenuzado; con las marcas inequívocas de una tristeza expectorada en forma de párpados hinchados y ojos rojos.

La sonrisa, en cambio, guarda el tibio encanto de saberse un arma de doble filo. Blanca y letal; filosa y puntiaguda. Un arma que se guarda en el bolsillo secreto, que se lleva a todas partes y representa un seguro de vida vitalicio. Porque una sonrisa te salva la vida, te enamora y te desviste. Te enternece y te despereza.

Y claro, a ti poco te importa eso de racionar tu arma letal. Te tiene sin cuidado aquello de esperar el momento adecuado, de matar de desesperación a todos. No. Tú andas por el mundo blandiendo tu arma, acuchillando a diestra y siniestra, mostrándola cual supieras que es la tuya la que ganaría el concurso mundial de sonrisas. Y es que siempre sonríes. Siempre juegas, siempre.

Lo peor de las sonrisas es que son tan contagiosas como fulminantes. Lo peor de ti, es que ríes de manera aparatosa, desconmensurada, casi de manera ridícula por lo exagerada. Ríes con la boca tanto como con los ojos marrones café con ron que tienes. Ríes de tal forma que da ganas de matarte, pero uno termina sucumbiendo a la tentación terrible de sonreír también, a sabiendas que todo está dicho, que aunque ensaye mi mejor sonrisa ya todo lo opacaste tú con esa especie de resquebrajo en tu semblante. Y tú lo sabes. Lo peor es que lo sabes. Lo peor del mundo es saber que uno puede pulverizar al otro con solo una mueca, con un cuasi tronar de dedos. El temible vampiro se deshace de nervios cuando comienza el hedor a ajos. Y tú sabes a ajos. A agua bendita. A un crucifijo de madera que funge de estaca mortal. A cigarrillos apagados, a ron barato. Sabes a nada y la nada me sabe bien.